sábado, 12 de marzo de 2016



UNIVERSIDAD CATÓLICA DE EL SALVADOR

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES
DESARROLLO DE CIENCIAS SOCIALES II
DOCENTE: Licdo. JULIO ERNESTO GONZALES JIMENEZ

TEMA: INVESTIGACIÓN SOBRE EL IMPACTO DE LA CRISIS
             MUNDIAL EN EL SALVADOR Y  EL LEVANTAMIENTO
             CAMPESINO DE 1932.


ALUMNO: JUAN CARLOS DEL CID


CONTENIDOS

Introducción

La Crisis Mundial

¿Cómo afecto la Crisis Mundial a El Salvador

Levantamiento Campesino de 1932

Crónica del Levantamiento Campesino

Otros Ojos en el Levantamiento Campesino

Conclusiones hacia una Muerte Anunciada

Fuentes de Consulta

INTRODUCCIÓN

Las crisis económicas se definen como  la  fase más depresiva que experimenta una economía en recesión. La economía es cíclica y, como tal, experimenta cambios constantes, que pueden ser de recuperación y prosperidad o, por el contrario, de recesión y depresión, El Salvador no ha estado exento de padecer de estos fenómenos económicos y con ello los problemas subsecuentes que este genera.  

Una característica de la economía salvadoreña desde la Colonia hasta a mediados del siglo XV fue la notable dependencia en relación al sector agropecuario, y dentro de éste se destaca principalmente la actividad económica de exportación. Estas particularidades transformaron la economía en un modelo eminentemente exportador y dependiente de los cambios económicos mundiales, dicho modelo se desarrolló hasta la década del 30 del siglo XV. A partir del siglo XVI unido a la llegada de los españoles, El Salvador dedicó gran parte de las tierras al cultivo de cacao, añil, café, algodón, entre otros. Entre todos los cultivos el más relevante en la parte económica y social fue el café, el cual se convirtió en la principal fuente de ingresos de los salvadoreños.

La producción del café experimentó un acelerado crecimiento, debido a la explotación de nuevas tierras de cultivo. Se le quitaron las tierras ejidales y comunales a los campesinos sobre todo de las tribus originarias por medio de una ley llamada reforma liberal impulsada por el presidente Zaldívar; la disolución y expropiación descarada de las tierras fue el origen de la desigualdad en El Salvador, que todavía resulta evidente en el país.

Una profunda crisis económica por la caída de los precios del café y la crisis de 1929, se enfrentó a una oleada de protestas y rebeliones contra el sistema nefasto y desigual de tenencia de tierras, que se agudizaron con las reformas presidenciales que despojaban y desalojaban  a los campesinos de sus tierras ejidales para darlas a los grandes terratenientes. Los campesinos e indígenas se levantaron contra el gobierno y atacaron instalaciones militares en el occidente del país, coincidiendo con una rebelión organizada por el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) tras perder las elecciones que posteriormente acusaron de fraudulentas.


LA CRISIS MUNDIAL

La Gran Depresión,  fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1929, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto se puede producir un grave deterioro de la economía a escala mundial.
La llamada Gran Depresión se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre de 1929(conocido como crac del 29 o Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo.



La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios. El comercio internacional descendió entre un 50 y un 66 por ciento. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25 por ciento, y en algunos países alcanzó el 33 por ciento. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60 por ciento.  Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas.

Los países comenzaron a recuperarse progresivamente a mediados de la década de 1930, pero sus efectos negativos en muchos países duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.  La elección de Franklin Delano Roosevelt como presidente y el establecimiento del New Deal en 1932 marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la financiación exterior, a principios de la década de 1930, y el aumento de las dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada de Adolf Hitler al poder.

¿ CÓMO AFECTO LA CRISIS MUNDIAL A EL SALVADOR?

En  los principios del siglo XX  aparece  el dominio del capitalismo en El Salvador, primeramente como exportador de cultivo rentable de un solo tipo, para después tratar muy débilmente de industrializar al país, intento que fracasara por la marcada herencia de la economía colonial. Ésta peculiaridad (que además se reproducirá en casi todas las economías centroamericanas) hace que el capitalismo salvadoreño, posea sus propias características, que se centran en el desarrollo del sector cafetalero, dirigiendo la inversión y la infraestructura hacia éste sector. Lo que derivo en el sometimiento de los cafetales salvadoreños a las leyes del mercado mundial y que la renta nacional (ingresos nacionales durante un año) dependiera de la cotización (alzas y bajas) de los precios del café en el mercado mundial, lo que hace que la economía salvadoreña entre al ciclo económico capitalista.


Este desigual desarrollo del sector cafetalero hizo que se gestara una oligarquía, que entró rápidamente en la dinámica del capitalismo, compitiendo con otros sectores (que querían industrializar al país) para obtener el predominio en la sociedad. El cambio en la estructura económica, afectó y transformó la estructura social. El Salvador contaba con un pobre desarrollo urbano, el muy débil proceso de industrialización  se desarrollaba paralelamente al trabajo artesanal. Lo que significaba que para los años veintes, El Salvador contará con una población mayoritariamente agrícola o campesina, que limitaba la organización y la movilización sindical, que nació entre 1920 y 1921, con huelgas obreras en gremios como los zapateros, los sastres, etc. Proceso que se corona con la formación en 1924 de la Federación de Trabajadores de El Salvador (FRTS), como parte de la Confederación Obrera Centroamericana (COCA). Lo que significo que de ahí empezara el movimiento sindical salvadoreño y el nacimiento de la primera prensa obrera, El Martillo.

La lucha de la Regional de Trabajadores fundó la Universidad Popular, que elevo el nivel político y cultural de los trabajadores más avanzados. Así como la obtención de algunas reivindicaciones por medio de la presión ejercida por la Regional, como la Ley de Protección a los Empleados del Comercio del 31 de marzo de 1927 y la jornada de ocho horas el 13 de junio de 1928.

Para 1929, la economía salvadoreña era atrasada y aunque se inicia el año como la continuación de un período de auge económico, debido al elevado índice de la producción de café y a sus extraordinarios precios,  para el segundo semestre la situación cambia bruscamente; los precios del café bajan en un 45% y el crack de Nueva York repercute de inmediato en la economía del país, evidenciando su dependencia y vulnerabilidad. La caída acelerada de los precios incide duramente en todos los sectores de la economía nacional, afectando de manera aguda a la sociedad salvadoreña.
La crisis golpea tanto a los sectores del campo como a los de la ciudad. La baja en los precios de los cereales arrastra al hambre y a la desesperación a los pequeños campesinos (poquiteros) y a los aparceros. A los empleados estatales, y aún a los militares, no se les paga, porque la economía se encuentra destruida.  Los efectos de la crisis en El Salvador se prolongaron más allá de 1931, pero en éste año la situación empeoro, golpeando de una manera más salvaje a loa campesinos pobres. Pues al no haber cosechas ese año, no había como obtener recursos y la angustia cubría a grandes capas de jornaleros agrícolas, que se encontraban ante una inminente muerte por falta de alimento.


LEVANTAMIENTO CAMPESINO DE 1932

El levantamiento campesino de 1932 en El Salvador fue una mezcla entre protesta e insurrección que acabó en etnocidio. Tras la llegada de los españoles a territorio salvadoreño, la situación económica y social de los nativos se caracterizó por la constante decadencia de las condiciones de vida, la cual se incrementó en los años próximos a la independencia. Tras la independencia de El Salvador, los gobiernos fueron propiciando la creación de un sistema desigual, el cual dejaba alejadas del progreso a las poblaciones nativas de los territorios del Señorío de Cuzcatlán.



El Salvador, sumido en una profunda crisis económica por la caída de los precios del café y la crisis de 1929. El malestar social en El Salvador había crecido durante toda la década de 1920 a causa de los abusos por parte de la clase política y la amplia desigualdad entre los terratenientes y el campesinado, producto de las políticas aplicadas sobre latifundios. Dicho malestar se vio agudizado por la tremenda baja de los precios del café y el creciente desempleo; debe tenerse en cuenta que durante las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX, la economía salvadoreña se sostuvo gracias al cultivo del café, de tal forma que dicha época se conoce como la "república cafetalera". En tal sentido, la caída de los precios del café significó el despido masivo de campesinos y el cierre de varias haciendas, lo cual llevaría a una crisis económica muy profunda. 

El sector cafetalero nacional había surgido por la acumulación de riquezas por parte de un pequeño grupo de hacendados y comerciantes, los cuales, aprovechando el negocio cafetalero, habían acaparado una gran cantidad de terrenos, dando empleo a campesinos, buena parte de ellos indígenas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el empleo brindado por los hacendados fue deformándose hasta convertirse en explotación, ya que la paga era muy poca y el trato hacia los campesinos era despótico. Para finales de 1930, la paga en las haciendas consistía en dos tortillas y dos cucharadas de frijoles sancochados al inicio y al final de la jornada. Como agravante, las fichas (monedas locales) con que se Pagaba en las haciendas, solo podían ser cambiadas por productos en la tienda que pertenecía al mismo dueño que el cafetal, por lo cual existían monopolios locales que encarecían el alimento. Se calcula que la alimentación en la época para un jornalero no sobrepasaba el costo de $0.01 al día, por lo cual los beneficios de los hacendados eran bastante considerables. De hecho, para 1924, la producción total de café variaba entre 32 y 53 millones de kilogramos. El precio por cada quintal (46 kilogramos), oscilaba entre 42.55 colones; el cálculo de costos de producción para un quintal era de 13 colones, de los cuales dos iban a las manos del trabajador, uno a las arcas del Estado, uno a los vendedores de insumos y nueve a los grandes hacendados. 

Por otro lado, la situación económica mundial causada por la crisis de 1929 fomentaba la falta de oportunidades en países como El Salvador, al grado de marcar los años de menor progreso en el país en la primera mitad del siglo XX. Pese a que la crisis afectaba a la población entera del país (y de casi toda Latinoamérica), en el occidente de El Salvador la crisis era más aguda puesto que las políticas de los presidentes Pío Romero Bosque y Arturo Araujo habían llevado al casi total despojo de las tierras a los campesinos locales, generando gran malestar, lo cual se unía a las acciones militares que de manera tácita amedrentaban a los campesinos para que se abstuviesen de protestar. Dicha zona estaba altamente poblada por indígenas de origen pipil. Los indígenas, sistemáticamente separados del escaso progreso económico, intentaron obtener ayuda de las autoridades reconocidas por su centenaria tradición jerárquica. Pese a que las leyes no concedían ninguna prebenda o reconocimiento oficial a los caciques, los indígenas respetaban y obedecían a su autoridad. Por otro lado, la clase política había buscado el acercamiento a los caciques para obtener el apoyo de sus gobernados en elecciones y consultas populares, por lo que tenían alguna posibilidad de ser escuchados por las autoridades gubernamentales.

Para paliar la crisis económica, los indígenas se habían organizado en asociaciones de cooperación, mediante las cuales se brindaba empleo a los indígenas que no lo poseían, a cambio de que estos colaborasen con las festividades católicas. Los encargados de dirigir dichas asociaciones eran los caciques, quienes representaban a los desempleados ante las autoridades y supervisaban el trabajo realizado. Feliciano Ama, por ejemplo, era uno de los caciques más activos y estimados por la población indígena; había hecho gestiones de ayuda económica con el presidente Romero a cambio de la colaboración en su candidatura. Por otro lado, la crisis se agudizaba por el conflicto permanente entre las poblaciones indígenas y los habitantes de la zona que no pertenecían a su etnia. Evidentemente, las poblaciones de "no indígenas" estaban mejor relacionadas con las urbes gubernamentales, por lo cual, cuando ocurrían revueltas o combates, el ejército arrestaba a los líderes indígenas y se les condenaba a muerte.


Otro elemento que antecedió a la rebelión campesina fue la inestabilidad política del país. Durante las elecciones de 1931, fue elegido Arturo Araujo, quien redujo los salarios en más de un 54%. Tras diversas acciones de rebelión militar, el presidente Arturo Araujo fue derrocado y sustituido por un Directorio cívico; luego se dio la llegada al poder del General Maximiliano Hernández Martínez en diciembre de 1931, la cual marcó el inicio de lo que se conoce como "dictadura militar". La gestión de Hernández Martínez se caracterizó por la severidad de sus leyes y de sus juicios. La pena por robar era la amputación de una mano, por ejemplo. Martínez fortaleció los cuerpos de seguridad y se mostró especialmente agresivo en materia de rebeliones, decretando la muerte para cualquiera que se levantase contra el régimen.




Gozaba de una popularidad muy alta, tanto que hasta la fecha, algunas personas añoran sus medidas en materia de seguridad; muy poco se escribe de tal sentimiento popular, pero es fácilmente verificable al conversar con ancianos que vivieron su gestión. Sus más fieles defensores fueron sus empleados directos, tal es el caso del empresario Luis Escalante Arce, quien se desempeñó como ayudante en una de las secretarías de Estado durante la gestión de Hernández Martínez Dadas las circunstancias de pobreza y desigualdad, algunos de los campesinos despojados de sus tierras y sometidos a trabajo mal remunerado empezaron a rebelarse contra los terratenientes y contra las autoridades. Al inicio fue de manera individual, lo cual facilitaba que las autoridades detuviesen o amenazasen a los rebeldes. Los grandes terratenientes estaban fuertemente ligados a las autoridades militares, por lo cual la defensa de las haciendas era realizada por cuerpos oficiales de seguridad.



Después de varios arrestos, los campesinos iniciaron un proceso de organización de bajo perfil, es decir, con un objetivo común pero sin ningún modelo jerárquico; en tal sentido, los esfuerzos seguían siendo aislados y dispersos, fácilmente sofocados por los cuerpos de seguridad, que arrestaban a los rebeldes y los ponían a disposición de las autoridades, quienes los condenaban posteriormente al paredón de fusilamiento o a la horca.  No existen datos acerca de la cantidad de ejecuciones perpetradas en las semanas previas al levantamiento general; sin embargo, se sabe que fueron condenados muchos de los líderes campesinos, así como los funcionarios públicos que colaboraban de alguna forma con ellos.

CRÓNICA DEL LEVANTAMIENTO CAMPESINO

En las últimas horas del 22 de enero de 1932, miles de campesinos en la zona occidental del país se alzaron en rebelión contra el régimen. Armados principalmente de machetes, atacaron las haciendas de los grandes terratenientes y varios cuarteles, obteniendo el control de algunas poblaciones como Juayúa, Nahuizalco, Izalco y Tacuba. Por otro lado, cuarteles como los de Ahuachapán, Santa Tecla y Sonsonate resistieron el ataque y se mantuvieron al servicio del gobierno nacional. Los asesinatos realizados por los rebeldes campesinos fueron veinte civiles y treinta militares.

Según el testigo Alberto Shul, habitante de Nahuizalco, "habían saqueado todo el pueblo". El líder sublevado Francisco "Chico" Sánchez ordenó que le entregaran todos los títulos de propiedad de la ciudad.




La primera ciudad en ser tomada fue Juayúa, donde fue asesinado el terrateniente Emilio Radaelli; además, su esposa fue violada y posteriormente asesinada. También fue ejecutado el coronel Mateo Vaquero, comandante local.

En Izalco, el saldo del levantamiento incluyó la ejecución del alcalde, Miguel Call, y del alcalde electo, Rafael Castro. En la población de Colón, fueron ejecutados Efraín Alvarenga, secretario municipal, Damasio Cruz, agente de la policía y al comandante local, coronel Domingo Carlos Campos.

Existen diversas versiones de los hechos; sin embargo, es bastante difícil asegurar que una es la correcta puesto que muy pocos fueron los sobrevivientes de dicha rebelión. Se dice que los indígenas atacaron propiedades privadas y realizaron delitos y acciones vandálicas sobre poblaciones enteras; ciertamente, existen testimonios que respaldan dicha tesis, pero existe la posibilidad de que oportunistas se uniesen al levantamiento campesino para realizar actos delictivos. No puede ni confirmarse ni desmentirse de manera concluyente la participación de indígenas y campesinos en el saqueo; lo único que puede asegurarse es que el motivo fundamental de los eventos fue el levantamiento contra el régimen, por tanto, cualquier acto de ataque a propiedad privada, fue un apéndice del movimiento en general, convirtiéndose en hechos aislados al objetivo de los campesinos.


Otra polémica acerca de aquel levantamiento se vincula a la relación entre los campesinos y el PCS. La coincidencia temporal de ambos levantamientos y la similitud de las causas de cada uno hacen pensar que estaban vinculados e incluso, coordinados. Algunas teorías afirman que el PCS utilizó la situación de pobreza de los campesinos para convencerlos de actuar en conjunto y alzarse contra el régimen; Poco o nada se conoce acerca de la relación entre ambos grupos y mucho menos acerca de negociaciones u homólogos.  Autores como Eric Ching, especialista en el tema, afirman que el levantamiento campesino no pudo ser coordinado por el PCS puesto que el partido tenía demasiados problemas como para dirigir una insurrección a varios kilómetros de distancia. Se agrega, además, que pudo haber una tercera fuerza alzándose, la cual se trató de sindicatos inconformes con la política salaria en el sector formal.


El gobierno no tardó en reaccionar, recuperando el control del territorio salvadoreño en un par de días, por medio de un despliegue militar con el objetivo de someter a todos los rebeldes. El general José Tomás Calderón gozó de armamento y efectivos en abundancia:

El empleo del armamento superior fue el elemento decisivo en la confrontación y los relatos hablan de "oleadas de indígenas, barridos por las ametralladoras". En seguida vino una severísima represión, ejecutada tanto por unidades del ejército, la policía y la Guardia Nacional, como por voluntarios organizados en "guardias cívicas".

Historia de El Salvador, Tomo II, pág. 133, Convenio Cultural México-El Salvador, Ministerio de Educación, 1994
Las guardias civiles eran personas voluntarias que se ponían al servicio de los cuerpos de seguridad para colaborar en las labores de patrullaje y en caso de necesidad, combatían junto a los militares.


Los cadáveres apilados en la calle fueron un cuadro común en aquellos días; pese a los esfuerzos por aproximarse a una cifra fidedigna de fallecidos en las setenta y dos horas posteriores al levantamiento, no puede asegurarse un número en concreto, aunque varios historiadores coinciden en que fueron alrededor de veinticinco mil personas fallecidas.  Aquellos que sobrevivieron pero fueron capturados, se sometieron a juicio y acabaron inevitablemente condenados a muerte.

Después de la rebelión, fue ahorcado el líder campesino Francisco Sánchez, mientras que su homólogo, Feliciano Ama, fue linchado y colgado luego su cadáver en presencia de los niños de una escuela.

OTROS OJOS EN EL LEVANTAMIENTO CAMPESINO DEL 32

Thomas P. Anderson comienza su libro Matanza con un sombrío recuerdo: “Fue como si la naturaleza hubiese enloquecido. Toda la porción norte de Centroamérica había convulsionado cuando los volcanes de Fuego, de Agua y Acatenango en Guatemala hicieron erupción simultáneamente la noche del 22 de enero de 1932. Para no quedarse atrás, ‘el Faro del Pacífico’, el más famoso de los volcanes de El Salvador, se les unió”.

Ese día, a media noche, atendiendo órdenes de Agustín Farabundo Martí (cuya memoria es perpetuada en el partido que lleva su nombre, el FMLN), los contingentes comunistas se movilizaron para atacar los cuarteles de las principales ciudades del occidente del país, principalmente de los departamentos de Sonsonate y Ahuachapán, pero incluyendo también a la Policía y a la Guardia Nacional en San Salvador.

Las órdenes eran: “Utilicen ustedes en su contra (de las fuerzas del Gobierno) todo lo que esté a su alcance, es decir, disparen inmediatamente o mátenlos de cualquier forma, sin tardanza. Dispongan de ellos, respetando únicamente la vida de los niños”.

El partido comunista también había estado muy activo en Colón y sus alrededores. Para las elecciones municipales, había propuesto candidatos de sus filas. Pero las elecciones fueron canceladas y, como consecuencia, la población se vio amenazada por la violencia comunista.
Federico Portillo, vecino prominente de Colón, decidió tomar medidas contra un posible levantamiento. El 22 de enero visitó a su amigo, un señor Dalton, quien le prestó una carabina y alguna munición. De regreso en Colón, Portillo y sus seguidores, notaron cómo la puerta de la alcaldía había sido violentada y estaba abierta. Al entrar tropezaron en la oscuridad con muebles, gavetas y archivos habían sido dispersados por el suelo. Más adentro tropezaron con el cuerpo sin vida del secretario municipal, Efraín Alvarenga, que había muerto macheteado. Otro, el policía municipal Damasio Cruz, estaba aún vivo pero herido por bala, de gravedad.
Las masas rebeldes habían llegado a la ciudad poco antes de las dos de la mañana y habían permanecido allí algo más de una hora, asaltando la alcaldía, la comandancia y el telégrafo. El telegrafista, Félix Rivas, quien sobrevivió el asalto, relató la historia al Diario Latino que la publicó el 1 de febrero de 1932. Rivas contó cómo había despertado alarmado por los ruidos de pedradas lanzadas contra su casa cuya puerta era violentada con machetes y almáganas. Los rebeldes irrumpieron la casa gritando “Viva el Socorro Rojo”, y “Viva la República Soviética”. Félix trató de resistirse pero lo inmovilizaron hiriéndolo a machetazos por todo el cuerpo, amputándole las manos y sacándole un ojo.



El comandante local no tuvo tanta suerte. Fue muerto a machetazos por un tal Antonio Avelar Sosa, uno de los dirigentes de los rebeldes; este, Simeón Cerbellón, Brigido Monzón y Andrés Torres fueron los responsables del asalto a la ciudad.

Los habitantes de Colón, agradecidos porque los asaltantes no hubiesen permanecido más tiempo en la ciudad, se prepararon para hacerle frente a posibles nuevos asaltos. A eso de las ocho de la mañana del 23 de enero, un grupo de cerca de cuatrocientos hombres avanzaba hacia la ciudad. Al enfrentarse a ellos, los rebeldes abrieron fuego y los colonenses respondieron de igual modo haciéndolos huir en desbandada.

La razón probable de lo fácil que resultó hacer huir a los levantados fue el hecho que, poco antes, ellos mismos habían formado parte de un grupo de varios millares que partieron hacia Santa Tecla y encontraron fuerte resistencia a la altura de la finca San Luis, de propiedad de don Ernesto Guirola, por parte de una patrulla encabezada por el capitán Salvador Iraheta, destacado en el regimiento de la ciudad. Para dispersarlos, el capitán Iraheta ordenó a sus tropas que dispararan al aire, pero como resultado obtuvo una reacción violenta de los rebeldes quienes se abalanzaron contra los soldados, e Iraheta no tuvo más recurso que abrir fuego, resistiendo hasta cuando refuerzos bajo el mando del coronel Salvador Ochoa de la Guardia Nacional se hicieron presentes, desarticulando así el asalto contra Santa Tecla que había avanzado hasta la altura de la pila de La Favorita.

Diez días después del levantamiento, anclaron en el Puerto de Acajutla los barcos de guerra Skeena y Wancouver (británicos) y Róchester (estadounidense), los cuales habían sido enviados con la misión de proteger los intereses de sus connacionales residentes o inversores en El Salvador El jefe de operaciones de El Salvador, el General José Tomás Calderón les respondió diciendo que “la paz en El Salvador está restablecida, que la ofensiva comunista ha sido totalmente abatida y dispersa y que se llegará a la completa exterminación. Que están liquidados cuatro mil ochocientos Bolcheviques”.
Ha desaparecido el peligro de que los comunistas se levanten en armas, pero el Secretario General del Partido Comunista Salvadoreño se perfila como el candidato por el FMLN para las elecciones presidenciales del próximo año. Él estaba en pañales en 1932, pero los motivos que indujeron el levantamiento ese año son la base fundamental de su doctrina y generan sus acciones y tendencias, aun hoy,  años después.


CONCLUSIÓN DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Es evidente que una consecución de eventos nefasto como creados por el mismo diablo generaron las condiciones propias y apropiadas para un levantamiento campesino eventos que nos lleva a concluir que en el seno de la mentes y corazones de cada uno de ellos existía una razón valedera para levantarse en armas y terminar con los abusos continuos de la oligarquía naciente y el Estado. 
La adversa situación económica a consecuencia de la crisis mundial en 1929. La crisis dio inicio en los Estados Unidos de Norte América, en la bolsa de valores Wall Street la cual era la encargada de comprar y vender las acciones de las empresas. En octubre de 1929 las acciones bajan de precio afectando de inmediato al sistema financiero de los Estados unidos, y a las empresas Norteamérica y europeas que hacían sus préstamos a estas entidades.

Las empresas al no tener acceso a crédito para financiar sus operaciones se ven en la obligación de despedir de forma masiva a sus empleados. En un periodo corto se vieron afectadas la productividad y las exportaciones afectando en mayor medida a los países pobres.

Durante este periodo la economía de El Salvador estaba basada en un 95% sobre el café, al bajar las exportaciones la economía del país se ponía en una difícil situación. Incluso el historiador Thomas Anderson en su libro El Salvador 1932 se menciona que en los primeros meses de 1930 los cafetaleros dejaron perder toda su cosecha de café, debido a los bajos precios ofrecidos en el mercado mundial. Obviamente a estas alturas la subsistencia se volvía cada día más difícil lo que conllevo a ciertos sectores populares a organizarse y comenzar a velar por sus derechos que tanto habían sido pisoteados.

Desigualdad y despojo de las tierras (“el Malestar Agrario”).Posteriormente a la independencia de El Salvador, se comenzó al despojo de las tierras (ejidos) que les pertenecían a los indígenas y paso a manos de los hacendados y terratenientes quedando en manos de una sola persona las tierras comunales que les pertenecían a los indígenas, esto como era de esperarse causo descontento a lo largo de varias décadas. Los campesinos que en su mayoría eran indígenas eran explotados al momento de trabajar la tierra por parte de los hacendados ó terratenientes incluso eran violados todos los derechos como seres humanos.

Los “sucesos de 1932” como algunos historiadores se han tomado la tarea en llamar, es una concurrencia de varios factores que incidieron para que el pueblo, en su mayoría campesinos-indígenas, se sublevaran en contra de la dictadura militar del General Maximiliano Hernández Martínez, apoyado por la oligarquía cafetalera. Para algunos este suceso fue un levantamiento campesino, para otros una insurrección propiamente dicha, y no falta quien opine que fue un movimiento comunista para la toma del poder. Todos tienen relativamente la razón, porque las variables de esos acontecimientos del 32 reúnen las características de las denominaciones que anteriormente señalamos; pero fue también, a mi juicio, un etnocidio; porque la mayoría de asesinados fueron campesinos y nativos que representaban la mayoría de la población salvadoreña en la zona donde se generaron estos hechos; en una palabra integradora, fue un hecho abominable en la historia no sólo de El Salvador, sino de la humanidad.

Es oportuno señalar la importancia de recobrar la verdadera memoria histórica de nuestro pueblo, la cual los anteriores regímenes han ocultado durante tanto tiempo. Es de mencionar que la rebelión de 1932 finaliza con el fusilamiento de uno de sus líderes, como fue Farabundo Martí, y por supuesto tiene que resaltar el nombre de otros líderes que sobrevivieron a la masacre como Miguel Mármol, fundador del Partido Comunista Salvadoreño y dirigente sindical. Así finaliza el levantamiento del 32 pero se recrudece la represión contra el pueblo salvadoreño mediante la imposición de un estado de excepción que se promulgó y prolongó durante la dictadura de Martínez hasta las posteriores dictaduras militares.

Fuentes de Consulta


- Ministerio de Educación. Historia de El Salvador Tomo I y II. Editorial Talleres de la Comisión         Nacional de los Libros de texto gratuitos. México 1994.

- Samour,Hector J. Estudios Sociales y Civica I y II. ESE. Editores. Primera Edición 2009.



Fuentes de Consulta Electrónica


- http://www.apuntes.com/historia/la-crisis-economica-de-1929-causa-desarrollo-y-consecuencias

- https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Depresi%C3%B3n


- https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_econ%C3%B3mica_de_El_Salvador

- http://informanio.blogspot.com/2013/03/levantamiento-campesino.html

- http://www.uca.edu.sv/revistarealidad/archivo/4eaac3a8e59d1levantamientoscampesinos.pdf